Se suele confundir la experiencia de usuario o UX con el diseño, cuando es en realidad mucho más. Podría definirse como todos aquellos factores y elementos que intervienen en la interacción de un usuario con un entorno o dispositivo concreto. Y siempre conlleva la generación de una emoción o percepción en el receptor del uso.
Decimos que un usuario ha tenido una buena experiencia de usuario cuando la interacción ha sido satisfactoria y positiva, y al contrario, que la experiencia del usuario ha sido mala cuando la experiencia se ha visto frustrada y ha generado en él emociones, creencias y/o percepciones negativas.
En el desarrollo de la experiencia de usuario interviene el diseño sí, pero también otros aspectos como la usabilidad, la interacción y la personalización. Y su objetivo principal es que el consumidor experimente la máxima satisfacción cuando interactue con un producto, servicio o sistema concreto, es decir, que lo encuentre útil, fácil de utilizar y eficiente.
Las nuevas tendencias llevan a que el propio usuario disponga de herramientas, canales y procesos para participar activamente en el diseño y la creación de las plataformas colaborativas. Nuevas metodologías como el design thinking o la gamification ganan cada vez más protagonismo para que el usuario final sea parte activa de la evolución de su propia experiencia en las plataformas.
La experiencia demuestra que la participación de los usuarios en cuestiones abstractas y vagas es difícil. Al involucrar a los usuarios, es importante formular una pregunta muy concreta para que puedan entender fácilmente lo que están respondiendo. Está bien involucrar a los usuarios en cuestiones complejas que pueden llevar mucho tiempo para ellos, siempre y cuando ellos entiendan totalmente su punto de participación, de este modo podremos tener en cuenta su punto de vista sin perder eficiencia ni recursos.
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