En esta nueva edición, descubrimos cómo la naturaleza puede enseñarnos sobre ciberseguridad corporativa. La relación entre las hormigas Azteca y los árboles Guarumbo se convierte en una metáfora poderosa para comprender cómo las personas, junto con la tecnología, pueden reforzar la seguridad en la empresa.

Exploramos por qué la colaboración, la vigilancia activa, el zero trust y la formación en ciberseguridad son esenciales para detectar amenazas, proteger los datos corporativos y fortalecer la cultura de seguridad digital. Porque, igual que en el ecosistema natural, cada pequeña acción cuenta para defender el entorno.

¿Tu empresa invierte en nuevas herramientas digitales… pero la productividad no mejora?
No estás solo. El gran reto no es implantar tecnología, sino adoptarla: que las personas la usen, la entiendan y la integren en su día a día.

En este vídeo analizamos por qué muchos Digital Workplaces no generan el valor esperado y cómo las empresas pueden transformar la tecnología en resultados reales: más agilidad, menos correos, mejor colaboración y decisiones más rápidas.

Durante años se ha repetido que el usuario es el eslabón más débil en ciberseguridad. En esta entrevista, Francisco García, experto en ciberseguridad, nos explica por qué el usuario es la primera línea de defensa: la persona que detecta un correo sospechoso, identifica un enlace extraño o evita compartir información sensible antes de que ocurra un incidente.

La clave está en la concientización y la formación. Cuando el equipo entiende los riesgos, reconoce patrones de ataque y aplica buenas prácticas, la ciberseguridad deja de ser solo una cuestión técnica para convertirse en una responsabilidad compartida.

Empoderar al usuario es la estrategia más efectiva para proteger a la organización. Porque en ciberseguridad, cada clic cuenta.